Ciclo reproductivo en riesgo
Una maravilla natural, es el desove de los peces gruñón californiano, pejerrey californiano, y gronio en las playas de la Bahía de Todos Santos, fenómeno al que desde hace 44 años, le he dado seguimiento en las principales playas de Ensenada, especialmente en la que llamamos Playa Hermosa, pues es en ésta en la que se han realizado más observaciones.
Muy abundantes en 1980, desde entonces, su presencia en las playas de la bahía, ha ido disminuyendo gradualmente hasta casi desaparecer en este ciclo anual de 2024. Entre los factores que más los ha impactado negativamente, podemos mencionar los siguientes: (1) el relleno de playas para ganarle terrenos al mar, (2) crecimiento urbano en las zonas cercanas a las playas, (3) vehículos motorizados y caballos que aplastan los nidos, (4) contaminación lumínica, y (5) la falta de medidas regulatorias que los protejan durante su ciclo reproductivo (ver imágenes en la parte final del artículo).
Las medidas restrictivas derivadas de la crisis de salud pública provocada por la pandemia COVID-19 vigentes desde el 2020 al 2022, fueron un respiro para los gruñones, pues el haber cerrado al público los mismos espacios que los peces usan para reproducirse, quedaron libres de toda actividad humana que entorpeciera su ciclo reproductivo.



¿Qué son los peces gruñón?
Son peces relativamente pequeños y su forma anatómica es hidrodinámica. Alcanzan su madurez sexual entre los 12 y 15 centímetros de longitud total. Es una de las dos especies de peces de México que acuden masivamente a desovar a las playas arenosas que estén entre sus límites de distribución geográfica, que es desde Monterrey, California hasta Bahía de San Juanito, Baja California Sur. Deben su nombre a un sonido que las hembras emiten cuando están fuera del agua. El sonido es producido por la contracción de la vejiga natatoria y se asemeja a un pequeño gruñido.
De las dos especies que existen, Leuresthes tenuis desova en la costa occidental de Baja California en horas nocturnas y durante los dos o tres días después de las mareas más altas provocadas por las fases de las lunas nueva y llena. Esto ocurre en las estaciones de primavera y verano. La otra especie (Leuresthes sardina), es de hábitos tanto diurnos como nocturnos, es endémica del norte del Golfo de California y se reproduce entre enero y mayo, también sincronizados con los periodos lunares en donde las mareas son más altas. Por cierto, ésta especie si goza de protección oficial, ya que desde el 13 de agosto de 2018, fue incluida en la Norma Oficial Mexicana NOM-059, en la categoría de especie en peligro de extinción. Ambos casos constituyen un espectáculo único en el mundo, ya que son las únicas especies que salen del agua para enterrar y fertilizar su huevos en playas arenosas.


Especie evolucionada
Los gruñones son peces que han desarrollado una estrategia evolutiva muy peculiar dentro del mundo animal, ya que es una especie que prácticamente “desova en tierra”. Esta particularidad le permite evadir a innumerables depredadores marinos que pudieran alimentarse de sus huevecillos si estos fueran liberados en el mar. Irónicamente, en sus planes evolutivos no estábamos incluidos los humanos, ya que en muy poco tiempo les hemos venido destruyendo grandes extensiones de su hábitat, empujándolos cada día a su extinción. Por supuesto, que este pez también tiene depredadores, pero son pocos, por ejemplo, se han visto aves de pico largo del genero Calidris que `perforan hasta donde están los huevos. También hay algunas aves nocturnas que los capturan al llegar a tierra. Durante su incubación, que ocurre entre 12 y 14 días, un gusano poliqueto se alimenta de los huevecillos, debido a que éste organismo vive enterrado en los mismos niveles en que están los nidos.


La luna propicia la danza reproductiva
Los gruñones desovan entre tres y cuatro días en la arena, justo después de los periodos de marea alta correspondientes a las lunas nueva y llena. Normalmente la temporada se ubica entre febrero y septiembre, sin embargo, es en los meses de mayo a julio es en donde hemos encontrado los mayores picos de abundancia.
Los peces arriban a la playa en gran número de individuos sexualmente maduros, ayudados por las olas más grandes, haciendo una maniobra de desplazamiento que semeja a los surfistas. Cuando los peces han tocado la arena, se ayudan con movimientos ondulatorios parecidos a los que hacen las serpientes cuando se desplazan. Estos movimientos tienen como objetivos el evitar ser arrastrados por la corriente que se genera al regresar la ola, y también el de internarse lo más alto posible hacia la arena de playa en la que ocurrirá el desove de hembras y machos.
Momentáneamente, los peces estarán sobre suelo “seco” durante algunos segundos, mismos que la hembra, a veces ayudada por los machos (ver video), aprovecha muy bien y en cuestión de 10 segundos se entierra dejando solo la cabeza afuera, siempre ayudada con movimientos laterales de su cola (aleta caudal). El movimiento de las hembras parece excitar a los machos, los cuales en número de 3 a 4, y en ocasiones se han visto hasta 10 formando un círculo con sus cuerpos. A medida que la hembra se entierra en la arena, disminuyen sus movimientos, y es el momento cuando deposita sus huevos en un número que oscila entre 1,000 y 3,000, mismos que son fertilizados por los machos que son los primeros en regresar al mar. Las hembras tardan en “desenterrarse” y regresarán al igual que los machos, ayudados con sus movimientos ondulatorios de su cuerpo y la nueva ola que ha venido a encontrarlos. Esta danza tiene una duración aproximada de 30 segundos, al término de la cual los gruñones vuelven a su hábitat hasta llegar el nuevo periodo de mareas y hayan madurado los huevecillos que quedaron en sus gónadas. Entonces, repiten el desove. El tiempo entre un periodo y el siguiente, es de 12 a 14 días. Se estima que cada pez desova entre cuatro y ocho veces cada temporada. La madurez sexual la obtienen al año de edad y la esperanza de vida de un gruñón es de 2 a 4 años.
Entre 1980 y 2003, mis alumnos de la carrera de oceanología llevaron a cabo varios muestreos de la población desovante en las playas de Ensenada, con el propósito de conocer aspectos generales de la dinámica poblacional de la especie. Se incluyen algunas imágenes que ilustran parte del trabajo.







Una especie vulnerable al desarrollo
Toda playa arenosa es un recurso potencial que puede ser utilizada para diversos usos. Ese solo hecho se convierte en amenaza para el gruñón, debido a que es el único substrato utilizado para construir sus nidos.
Podemos clasificar como de alto y bajo impacto a toda actividad humana realizada sobre la playa, y en esa misma medida el efecto que sobre la especie se ejerce. Por ejemplo, no es lo mismo el impacto de una persona que acude a la playa a caminar o a bañarse, que aquel que realiza rellenos para ganarle terrenos al mar. En el primero de los casos puede que el impacto sea escaso, o nulo, mientras que en el otro, destruye por completo el hábitat natural de la especie. Si estas medidas las repetimos, terminamos desplazando a los organismos a otros lugares, y así sucesivamente hasta que reducimos el espacio vital para una especie, que en el peor de los casos, la empujamos al exterminio.
En la Bahía de Ensenada, ya se perdieron las playas conocidas como Playitas, playa del Puerto de El Sauzal, Playa Municipal, parte de Playa Hermosa, Nueva España y el Faro Beach, entre otras. Todas ellas fueron rellenadas para proteger construcciones y para ganarle terreno al mar. Terrible ha sido “el desarrollo” para la especie que por largo tiempo evolucionó para liberarse de gran número de depredadores marinos, pero los humanos que apenas aparecimos en los últimos minutos del reloj cronológico, ya les causamos enormes daños.








Pero aún hay tiempo. ¿Qué debemos hacer?
La mejor medida es la prevención. Esta misma especie, que en México no goza de protección alguna, en las costas de California es motivo de admiración por parte de un importante sector de la población que habita sus costas. Durante la temporada de reproducción, la gente acude en grupos organizados que pueden pasar de cientos de individuos dedicados a observar el singular ritual reproductivo. Este fenómeno natural, se convierte en una experiencia inolvidable para quien llegue a presenciarlo. Además de que también es un buen ejercicio para desarrollar conciencia y respeto por la naturaleza.
Al no contarse en México con alguna medida de regulación, se pueden implementar mecanismos que nos ayuden a proteger y conservar este valioso recurso. Específicamente, se pueden recomendar las siguientes medidas:
- Bloquear los accesos que son utilizados por los vehículos motorizados para internarse a las playas arenosas.
- Restringir el uso de caballos para paseos turísticos. Se recomienda que se cabalgue en una zona mayor de los 10 metros de distancia, tomando como referencia el nivel de marea más alta.
- Realizar rondines diurnos y nocturnos para vigilar las playas arenosas durante todo el tiempo que dure la reproducción de la especie. El personal naval podría apoyar efectivamente esta labor de vigilancia de playas.
- Colocar en las principales playas y a la vista de todos los usuarios, anuncios alusivos a la conservación de éstos hábitat, tan importantes para la preservación de los ecosistemas marinos. En junio del 2003, colocamos varias mamparas a lo largo de las playas, pero la gente irresponsablemente las destruyó a los pocos días de haberse instalado.
Los vehículos usados para sacar basura de las playas, deben trabajar por arriba de la marca de marea máxima, debido a que los desoves ocurren cercanos a esa zona.








Fuentes documentales
- THE SPAWNING OF THE GRUNION. 1919. Will F. Thomson. Fish Bulletin. No. 3:2-19.
- A GUIDE TO THE GRUNION. 1952. Boyd W. Walker. California Fish and Game. 38:409-420.
- CALIFORNIA GRUNION FACTS AND EXPECTED 2024. California Departament of Fish and Wildlife.
- Varias salidas de campo a las playas de Ensenada desde 1980 hasta marzo del 2024, incluyendo prácticas con estudiantes de Oceanología de varios semestres entre 1980 y 2003.
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